domingo, 31 de agosto de 2008

Sobre la época de los Julianes

Por esa época los dos Julianes me complicaron la vida… aunque en el fondo yo quería que me la complicaran! Pero fue Julian1 del que aprendí demasiadas cosas como el gusto por la comida de mar y esperar para ver el cielo al amanecer. Pero en esa época, por las mismas facilidades que tenia, por el dinero que ganaba y por la libertad que disfrutaba, la relación con Julián se nos convirtió en un desafuero de parrandas sucesivas que se nos iban desde en un almuerzo súper costoso el día lunes hasta amaneceres interminables en algún lugar de la región al fin de semana, alejados del mundo y gastándonos el dinero que alcanzaba para varios meses de comida.
Hoy me traslade a la habitación más sencilla que he conocido en mi vida. Hoy me fui a continuar mi existencia en un cuartico de alquiler que huele a tristeza y no me trae recuerdos de nadie, las paredes de un color que aun no logro definir tienen un toque de modestia tan enorme que me golpeó al terminar de entrar mis maletas y pensar “este es mi espacio”
Hace días, aquí mismo, me queje enormemente de lo desafortunada que era mi situación, de lo complicada que se me había vuelto la existencia y de la horrible perspectiva de volver. Ahora entiendo la metodología que ha utilizado la vida para darle una justificación a mi existir. Es como si el pago de mis acciones pasadas, el karma, me tocara que retribuirlo en esta misma vida, a muy corta edad y muy lejos del punto de origen.
Quisiera obviar este paso, quisiera poder decirle a la vida que ya aprendí, que lo siento, que lamento todo el despilfarro y la ansiedad con que gastaba dinero en otro tiempo y que no apriete mas el lazo que me tiene en la garganta; que, de volver a llenar las arcas, compartiría mas, derrocharía menos, moderaría el desenfreno bíblico con el que desperdicie oportunidades grandiosas de forjar un futuro.
Ahora entiendo que para poder escribir estas palabras de corazón es necesario conocerlas, sufrirlas, vivirlas. Sentir el apremio de salir de la ratonera y buscar el cielo, más allá del horizonte conocido. Ahora entiendo que es así y no de otra manera como las cosas deben funcionarme, porque el dinero que gaste en otra época fue demasiado fácil y las cosas fáciles se desperdician, el amor fácil se desaprovecha, la comida fácil no se disfruta al cien por ciento. Ahora mis placeres van de la mano de mis bolsillos vacios; ahora mi alegría está en la compañía de algunos amigos, en un bar pequeño y conversando las cosas más fabulosas que se pueden escuchar. Ahora sé que mi felicidad se puede encontrar en un tímido abrazo represado semanas atrás o en una noche de cuentos alrededor de un narrador que entrega sonrisas y con una compañía inmejorable. No, estas cosas no habría podido escribirlas en otra época, en la época de los Julianes; quizás porque la densidad del dinero es más grande que el brillo de las cosas simples, pero son las cosas simples las que quedaran por siempre; es ese tímido abrazo y esa noche de cuentos inolvidable las que valen la pena ubicar en la biografía.
No, la vida no me podía obviar este paso, la vida no podía ser tan cruel de quitarme la oportunidad de vivir lo que estoy viviendo, de sufrir lo que estoy sufriendo. La vida no podía quitarme los temores, las preocupaciones, los anhelos que ahora tengo, porque esa es la manera en que estoy aprendiendo en qué consiste la vida real. Ahora debo sobrevivir quince días con el mismo valor de la propina que en otros días deje en algún restaurante, pero es este apremio, es este esfuerzo enorme por sostenerme que me ha hecho persona… que me ha obligado a vivir, no en forma de espejismo como en la época de los Julianes, sino de manera real, apreciando las cosas simples, los abrazos retrasados y las noches inolvidables.

martes, 26 de agosto de 2008

Sobre el arte de contar cuentos X

Gilberto tomó el brillante instrumento con fuerza y después de una honda bocanada de aire, extrajo del interior metálico una melodía suave y melancólica.

El primero que se acercó a mirarlo fue un niño con un aire intelectual quien estaba mordiendo un escapulario que su abuelita le habia regalado en Semana Santa. Los vientos de agosto encumbraban rapidamente las cometas y regaban al parque con sinuosas notas musicales que tenian sabor de amores olvidados.
Gilberto cerró los ojos, se entregó sin medida a ese sonido limpio que salia del instrumento y envolvía a la decena de personas que ya se habían acercado curiosas y fascinadas.
"mujer, si puedes tu con Dios hablar..." susurró una anciana mientras se alejaba, saliendo del trance hipnotico, antes que el hombre del saxofón pidiera dinero.
Gilberto no abria los ojos; paladeaba el sabor neutro de canciones que lo remontaron a la época de universidad cuando, empujado por Enrique, buscó en las clases lúdicas el instrumento que le fuera más fácil de interpretar. El saxofón fue la primera y la unica opcion que tuvo; no debió pensarlo dos veces antes de inscribirse en las clases ni antes de pedirle a su papa de regalo el saxofón que habría de acompañarlo por el resto de la vida.
La gente se había agolpado al rededor de Gilberto. Se habian ofrecido voluntariamente a la magia de la música y al igual que en Hamelín, se habrían ido con el interprete hasta el final de los mares.
Gilberto no abria los ojos; él también era un cautivo de la música que ese día le llenaba de recuerdos, él estaba muy lejos de las burbujas de jabón que un vendedor lejano lanzaba al aire en la inutil empresa de robarle el publico a las canciones ajenas.
Gilberto viajaba por los abismos de la felicidad inconclusa que siempre experimentó antes de abandonar la escuela, al ser abandonado por su esposa, al descalabrar las esperanzas de todos aquellos que veían como sus pies se habían encallado para siempre en el fango podrido de su miseria aceptada... Giberto viajó por las rutas de las decisiones mal tomadas aun cuando era viejo y la sabiduría supuesta de los años le hacía compañía. Fue entonces cuando decidió ganarse la vida con la unica elección sabia que habia cocinado; fue entonces cuando comenzó a tocar en las esquinitas, en los parques, en los cafés moribundos y solitarios, al lado de los semáforos... siempre con un sombrerito humilde donde recibia las pocas monedas con las que aseguraba la vida por un día mas.
Un avión con voz de trueno cruzaba el cielo, tan grande que parecía acariciar las cometas lejanas, mientras Gilberto había terminado la última canción del día. Abríó los ojos y miró a la mayor cantidad de personas que había reunido a su alrededor en toda la vida útil de él y del saxofón. De pronto todos estallaron en un aplauso, un aplauso majestuoso que nació desde la nostalgia impresa en los que acababan de viajar con Gilberto al mundo de recuerdos propios y ajenos.
Ese día Gilberto se conformó con el aplauso y le llenó más que todo el dinero que hubiese podido recoger... no había puesto el sombrerito de las monedas que le aseguraban la vida por un día mas, pues Gilberto estaba seguro que esa noche, abrazado a su saxofón, se iba a morir.

viernes, 22 de agosto de 2008

Sobre volver... con la frente marchita.

Anoche comencé a leer un libro de Laura y a eso de la media noche, al llegar a la página 127 encontré siete errores en un solo párrafo. Ya había pasado por alto una página que estaba invertida y algunas páginas borrosas. Ese es el duro panorama de los libros piratas, no tienen conciencia de lo que contienen… mil libros piratas no equivalen a un libro original.
Hoy debí escoger entre almorzar o venir a postear. Creo que hice la más sabia decisión. Ayer la chica del apartamento donde estoy viviendo me dijo que no me podía quedar mas con ella, la situación económica de ella no es la más adecuada y aunque he tratado de ser lo más útil y diligente posible para no ser una carga, eso no siempre es suficiente. Ella me miro con una tristeza genuina de quien dio todo cuanto pudo y siente no tener más para dar; yo le sonreí con un agradecimiento genuino porque sé que recibí quizás más de lo que merecía.
Me siento aterrorizado y solo.
Si mi inconveniente hubiese sido la comida en la mesa, tendría la seguridad que no me afectaría mucho: caminar y pensar son un buen paliativo contra el hambre y son dos cosas que sé hacer muy bien; pero mi problema ahora es tratar de hacer vida mientras adivino cada día donde pasar la noche, donde meter la estúpida maleta que no pude reducir y que contiene lo básico e indispensable.
¿Por qué mi tiempo fue tan corto? ¿Por qué mi espacio fue limitado? ¿Cómo hubiese podido cambiar las cosas?... son mil preguntas, y mis respuestas siempre van en disminución de mi claridad y mi inteligencia. Acaso me sobrevalore al tratar de dar un paso tan grande; quizás me puse un precio muy alto y no hubo quien pagara por ello.
Estoy ansioso y tengo miedo… en esa medida no puedo generar pensamientos progresistas y sinceramente no tengo más salidas aparentes que mi regreso al punto de partida, a mi pueblo. Cuando el miedo es enorme el genio se anula.
Ni siquiera logro cuadrar ideas para escribir, ya no me importa que la gente que me rodea me vea llorar. Pensaran que es una pena de amor… siempre para todo el mundo son lagrimas de amor. Nunca pensarían que son lágrimas de derrota. Alguien, cuando dije que debía ir a mi casa, me dijo furioso que a la hora del té siempre lo había sabido, quizás eso es cierto, quizás siempre supe que era imposible conseguirlo solo, por lo menos para mí, por lo menos para mis limitaciones reales y mentales. Tal vez siempre supe que no lo conseguiría y venir hasta aquí no fue más que una manera de validar mi impotencia ante el ambiente adverso, teniendo de mi lado una situación demasiado ilógica y unas habilidades del todo inútiles.
Ayer, tomando una cerveza con un amigo, no me imaginaba que algunas horas y dos frases después mi vida iba a cambiar… ya estaba lo suficientemente enredada para presentir un golpe más doloroso y triste.
Soy un idiota, no paro de llorar… acabo de leer un mail que me ha enviado un amigo donde me dijo algo que mucha gente ha visto en mí y que ahora creo un defecto: una inquietud infantil que tiende a ver todo mágico y florecido. No debería de ser permitido esto en un mundo como el que vivimos. ¡A la mierda con las canciones de amor si no hay quien las escuche! ¡A la mierda con las palabras bonitas si no hay a quien decirlas! El mundo es gris y no deberían permitir a los daltónicos como yo soñar con cielos purpuras y príncipes azules porque no hay espacio para sueños así en la realidad.
Alguien, en uno de los mejores libros que he leído, me conto la historia de unos pajaritos que evitando la garra de los depredadores y las jaulas de los humanos se deshicieron de sus carnes apetitosas, de la facultad de cantar, del plumaje vistoso… dejaron de ser lo que eran para convertirse en una versión minimizada y ridícula, pero que se adaptaba mejor a la supervivencia.
¡Cuánto te odio Darwin! Cuando odio admitir que tenias razón… este mundo es selectivo con los más fuertes y hoy me di cuenta que quizás yo pertenezco a las personas que no lo son. Yo debo olvidar como cantar, como lucir y como sobresalir… hoy debo estirar el cuello ante la selección natural y esperar que el hacha caiga.
Ya no tengo fuerzas, de verdad… el genio enfrentado al imposible luce siempre como un tonto y en estos momentos las adversidades son más de las que puedo controlar. Yo no soy un guerrero, soy una simple imitación que olvido su lugar en los libros piratas y se creyó de momento un ejemplar original.
Pierdo: tres amigos, una ilusión romántica, las posibilidades una ciudad que mejoro hasta mi salud, las ganas de continuar y las fuerzas para intentarlo… curioso, ayer hubiese podido jurar que no tenía nada que perder.
Yo sé lo que pensaran… yo se lo patético que debe lucir este escrito y lo ridículo que debo parecer ante algunos y derrotado ante los otros… pero hoy solo tengo miedo… ese miedo fatal y agudo que hace que el frio que siento en este momento pase a un segundo plano...
Me voy a caminar y a pensar… a pensar y caminar para evitar el deseo de seguir llorando… para evitar pensar en el placer enorme que me daría hoy un abrazo… un único, sincero y silencioso abrazo.

martes, 19 de agosto de 2008

Sobre frases que alguna vez escribí para alguien.

La casa de mi abuela Luisa es literalmente una ventana al pasado.
Me tocó, por asuntos ajenos a mi, regresar a Palmira, regresar a mi casa y enfrentarme a todas las complicaciones iniciales y empezar de nuevo.
Recogiendo los libros que me voy a llevar y que me han hecho una falta enorme, encontré una bolsa repleta de cartas viejas, a diversos destinatarios y con diversos motivos. Al igual que las que antes puse aqui, estas tambien terminaron en un fatal incendio de recuerdos.... pero quise recuperar pequeñas frases que quizas merecen un lugar en mi memoria personal.
* Existo, pero la vida se empeña en demostrar que no merezco estar aquí... y eso es terrible.
* Como quisiera despertar y darme cuenta que todo ha sido una pesadilla y que sigues dormido aquí, conmigo, a mi lado.
* Lo intenté, eso es una pequeña cura al momento de perder.
* A pesar de todo encontré en mi corazón un sentimiento nuevo que no puedo definir ni comparar con nada conocido.
* No quise salir de tu mundo silbando bajo la lluvia con la horrible intuición que nunca regresaré!
* No me pidas por favor que te recuerde en cada amanecer... pasaran muchos amaneceres antes de poder sentir por alguien lo que sentía por ti.
*... quisiera tener tener motivos para mantener vivo un cariño que nunca debió haber nacido.
* Dicen que la soledad es mala consejera pero fue la unica consejera que encontré hoy.
* ... Tus necesidades distan mucho de llevar mi nombre.
* Por eso a veces prefiero alejarme... mi corazón tiende a confundirse con tu lenguaje corporal.
* Siempre he tenido la sensación que regresar a tu vida es aumentar tus problemas y los mios... aun así no puedo evitarlo.
* Llega un momento en que verte es la mayor de mis adicciones.
* Increible!!! juntos hemos aprendido, amado... Odiado
* A veces quisiera compartirte antes que perderte, como dice la cancion... pero no sabría decir si ese trueque emocional, aunque satisfactorio, resulte justo conmigo.
* Yo no tengo corazón por accidente.
* Hago mil esfuerzos para hacer parte útil de tu vida... pero no tengo una razón válida para serlo.
* El amor es una historia inventada para que los idiotas como yo soñemos despiertos.
* He comenzado a ver esta relación como una cruz, como un sufrimiento aceptado.
* Aunque no estás lejos, de una manera u otra, tengo tendencia a extrañarte.
* Es inevitable pensar que la próxima persona que te robe el corazón me robará la razón mas grande para sonreir de nuevo.

jueves, 14 de agosto de 2008

Sobre amores que nacen chuecos....

"El día que te encontré me enamore” dice la sabia canción… y vaya por Dios si me ha pasado.
Cuando le conocí, simplemente le iba a conocer; la manía de estar pensándole, de desear llamadas que no ocurrirían, de esperar invitaciones que se quedaron en el camino… eso vino después.
Pasada una buena conversación, donde todo me daba vueltas y no era precisamente a causa del alcohol y de las botellas vacías, me conto sobre una linda relación que mantiene con alguien, sobre felicidades y sobre cosas que yo a duras penas conozco en teoría.
¿En qué momento el guion de mi vida se combino con una tragicomedia donde siempre termino eligiendo la persona equivocada? Ya lo hablaba en una conversación con un amigo Blogger, mi tendencia subliminal de escoger la persona que no me mira o la persona comprometida la persona que me romperá el corazón es agobiante.
Es curioso, hablaba tambien con Marga sobre el amor y de repente me di cuenta que al amor no lo había recordado desde que he estado en Bogotá. Ocupaciones, problemas, vacios, infinidad de cosas me han consumido, relegando al susodicho al rincón de los imposibles.
Y aquí estoy, amigos de nacionalidad diversa, pensando de nuevo en la idea de aquella persona que llegara a complicarme la vida, a enredarme en besos y en amaneceres no planeados. Aquí estoy, a muchos latidos de corazón del lugar donde partí, deseando encontrar con quien compartir un beso, de los que convierten tus huesos en una gelatina amorfa.
¿Qué me lleva a elegir la persona equivocada a cada paso que intento dar con el corazón en la mano? Envidio a todos aquellos que esta noche pueden llegar y dar un enorme beso de buenas noches. Envidio al amigo aquel que me robo el tonto corazón que tengo, en una sola conversación y con una espectacular mirada. Envidio a todos los que tienen el placer de intentarlo una segunda vez o una tercera vez o una decimoquinta vez.
Una nueva lluvia se ha desgranado en la fría Bogota… las calles infinitas y empapadas ven correr a los desprevenidos que no sacaron un paraguas al salir de casa…. Me voy a unirme a la multitud, a correr por las calles vacías para llegar a algún lugar donde nadie me espera.

lunes, 11 de agosto de 2008

Sobre las cosas que debo decirle a un buen amigo

Había una vez un chico llamado Pablo quien tenía mucho dinero (quien iba a pensar que el pasado miércoles no tuvo nada para desayunar). Pablo conoció a Julián y en ese mismo instante, esa explosión cataclismica que nubla los sentidos y derroca las estrellas paso a ser cotidianidad en un extraño romance. Julián no era una buena persona, Pablo lo sabía, pero Pablo aprendió que ese chico que cada vez pedía mas y mas, lo merecía todo; total, Pablo finalmente era feliz al lado de alguien y llegado el momento quería que en manos de Julian quedaran la bolsa y la vida.
“Porque amor que se da si medida hasta con la vida se puede pagar” dijo el Gran José Alfredo. Las cosas para nosotros, perdón, para ellos, terminaron como terminan casi todas las historias de amor en la vida real, sin un “vivieron felices para siempre” y Pablo quedo con varios puntos de sutura que no viene al caso recordar y una telaraña de cicatrices en el corazón.
Es por eso, mi dulce amigo, que hubiese esperado que al menor indicio de flaqueza hubieras huido de su presencia. Es por eso, mi dulce amigo, que hubiera esperado que dije las cosas que dije y ofendí de la manera en que lo hice con mi pesimismo innato de no creer en las segundas partes.
Deseo, de todo corazón (no en el contexto irónico - hipócrita que te lo dije antes) que él haya cambiado. No tu, tú has demostrado no necesitar cambiar por el momento, pero deseo que él, después de recorrer el mundo, la carne y el demonio, entienda que en tus brazos tiene un oasis para descansar.
Amalo, con esa pasión desbordada que pueda permitir dejar el pasado de lado, pero sin cometer los mismos errores. Como te dije antes, precavido pero no desconfiado (porque el desconfiado tampoco es digno de confianza).
Inicialmente deshecha tu espada, luego baja tus lanzas… ya llegara el tiempo de entregarle tus escudos en señal de entrega absoluta. Así como un juego de ajedrez que se definiera por ganar al rendirse, así se juega al amor.
Mis comentarios sobre el ya los conoces y esperemos que una linda historia los modifique. Mis comentarios sobre ti no podrían ser mejores… y sobre el amor que siempre has mantenido con vida, creo que puedes decir una y mil veces “Con los ojos cerrados te doy la bolsa y te doy la vida”

jueves, 7 de agosto de 2008

Sobre lagrimas represadas....

Fue entonces cuando al cambiar la pagina sesenta y nueve, el libro quedó dividido en dos partes desiguales; separado por una costura de mas de veinte años que había soportado estoicamente los embates de varias generaciones en mi familia, que se habían embutido de cabeza a soñar despiertos los unos o habían ojeado con desdén un libro tan comentado como ajeno para los otros.
Entonces una sustancia ya olvidada comenzó a ascender por mi garganta. Ese nudo opresor, cargado de dolor y rabia y años y desvelos se hizo imposible de sostener, imposible de soportar, imposible de callar… y me deshice en llanto…
Pero el llanto se fue, lejos, más allá de la página trescientos cincuenta y uno, más allá de mi actualidad solitaria y estacionada, más allá de la realidad actual para remontarse a llantos reprimidos por años y años de historias genuinas e inventadas.
Y por mas que intentaba contener el llanto, fluía con una naturalidad ajena y recordé a mis abuelos, enterrados en la misma tumba ante la insistencia de mi madre y el enojo de mis tios; recordé a mi madre, quien a esas horas de la madrugada estaba ya en la cocina, escuchando noticias y escuchando a los gallos cantar; recordé a mis hermanos, quienes minutos mas tarde habrían de rabiar por tener que levantarse para ir a la escuela. Llore también por todos ellos.
Y lloré por los amigos que me olvidaron y lloré por los amigos que encontré recién, igual que por aquellos que pensé inútilmente que encontraría. Entonces el llanto se fue mucho mas lejos, hasta los limites de los amores ocultos y de los amores imposibles y el llanto arreciaba como una corriente marina que me desenvolvía por completo y me exponía a las cosas que tanto dolieron pero que nunca supe llorar… mis lagrimas reescribieron letra por letra las cartas que quemé antes de venir y se remontaron por las cumbres de las cartas que nunca he recibido.
El libro dividido en dos había sido la llave, la excusa, la puerta por donde habría de salir ese dolor, ese vitriolo como lo llamó Coelho, esa represión deseada y voluntaria que me borraba poco a poco las palabras de mi abuelo; reformando la imagen de ese viejito que amé, curando las raspaduras en mis rodillas y repitiendo sin enojo: “no llore mijo, los hombres no pueden llorar”

domingo, 3 de agosto de 2008

Sobre la Primera Cumbre de Bloggers en mi Lejana Galaxia

Ocurrio ayer, dia de confusiones meteorológicas, donde la llovizna suave se confundia con los rayos de sol ocacionales, quizas porque es la unica manera de hacer florecer arcoiris.
Desde su animada dimensión me visito, hasta mi lejana galaxia, Jako. La reunion en un centro comercial y el tema central un cafecito para hacer frente subversivo al frio capitalino.
Dada la reunion sostenida por estos dos ilustres mandatarios de sus propias madrigueras, puedo dar fe de que:
Dudo mucho que alguien mienta en su propio blog (bueno, yo a veces sueño un poco, pero soñar vale por dos verdades) y puedo dar fé que ese ilustre Blogger es ciertamente ese ser agradable y simpatico que dibuja en su oscuro lugar. El señor Jako ha logrado fortalecer los lazos entre la dimension que habita y la galaxia que orbito... sus comentarios oportunos, el delicioso Capuccino que muy amablemente me invitó y su compañia dan muestra de la calidad personal que maneja, porque en un dedichado momento, este a angel de neuronas oscuras dejó botado su telefono movil junto a las servilletas usadas y el vaso del difunto capuccino.
Y entonces la Cumbre de bloggers se torno en una compañia de dos amigos que recorren una ciudad donde las zonas residenciales mueren con la luz del dia y los pocos noctambulos huyen buscando las luces de la ruidosa zona rosa. Doña Doris (de esas mujeres que deberian de adornar los diccionarios en la palabra Honestidad) me dio su direccion junto a los pormenores de cómo habia encontrado el celular, lo habia rescatado de la posible avaricia de los meseros, y habia estado tentada a llamar al numero identificado como Mamá...
Entonces el señor Jako y este amnesico servidor recorrieron muchas calles, abandonados por un taxista impotente (para encontrar direcciones) a merced de las fieras nocturnas y repitiendo la travesia que, siglos atras, separaba a Ulises de su hogar. Todas las calles en las noches citadinas son las mismas, y como un Deja Vu solo encontrabamos la calle 64c cuando necesitabamos la 64f...
El caso fue que despues de una hora riendo, sufriendo y recorriendo las penumbras de una ciudad donde la gente no te indica las direcciones por desconfianzas forjadas en las noticias y las realidades, doña Doris me dio el celular y yo no tenia mas que ofrecerle que unos chocolates comprados de afan y una sonrisa con todo el agradecimiento del mundo, ese agradecimiento que deben sostener aquellos que no respaldamos la informacion de los contactos del celular y nos sabemos perdidos.
Jako paso de ser un colega a ser un confiable camarada, una persona digna de amistad... de esas personas que al igual que Doña Doris, no se dan en produccion en serie, son obra artesanal, son especies unicas.
Dados los acontecimientos de la noche anterior, la Cumbre de bloggers en mi Lejana Galaxia deja como saldo la reflexion de que aun hay gente, mucha gente, que no piensa que el mundo tiene las dimensiones de su organo reproductor ni un billete variopinto; que hay gente que hace las cosas de manera desinteresada; que los amigos pueden surgir de una fatalidad de la memoria o de una pagina de internet... que hoy domingo amaneci con dos personas mas en el historial de los afectos de esta, mi lejana galaxia.