viernes, 24 de abril de 2009

Sobre mis vacaciones 2 de 3

Volver es un arte divino que lleva un cierto encanto escondido. El paso del tiempo cambia las cosas, corroe las paredes, arruga los rostros… volver siempre será un arte que debe aprender a llevarse con dignidad.
Volver a mi Valle del Cauca, a mi Cali ardiente, a mis pueblitos pequeños y detenidos en el tiempo, siempre será una bendición, la bendición cristiana que mis abuelos me daban y que me hacían inmune a todo, desde los enemigos del alma hasta a las mordeduras de perro bravo; así es la bendición de regresar a recargar baterías en mi tierra natal.
El curioso rostro blanco y la enorme estatura de mi acompañante contrastaba enormemente con la piel morena de la gente del pacifico colombiano, los niños se detenían a mirarlo con una curiosidad genuina. Un hotel bastante acogedor y un respiro de alivio al comprobar la habitación: él había pedido dos camas. No había aun cuenta de cobro por los favores recibidos.
Las horas se nos pasaron en paseos por lugares ya conocidos por mí, pero ante los cuales debía maquillar de sorpresa cuando la emoción del reencuentro me llegaba de golpe. Sembrados de caña de azúcar, de frutas, de uvas… negras fuertes resistiendo el sol de las tres de la tarde para vender chontaduro, trabajadores en su bicicleta solos en la carretera quizás habiendo cumplido ya el deber del trabajo para llevar el pan a la mesa.
¡Cuántas sonrisas hay en el Valle! Esas mismas sonrisas que me faltaron en los rostros capitalinos me sobraron en esos pueblitos pequeños de puertas abiertas todo el día.
Había sido inscrito en clases de salsa, arte en el cual me defiendo dignamente pero que al debí fingirme ignorante para no incomodar a los demás aprendices; nadie quiere los sabelotodos.
Es increíble como nuestra sangre latina domina a la perfección el arte del baile. Aun el menos afortunado de los bailarines colombianos supera enormemente los extranjeros, entusiasmados pero poco diestros.
La visita a mi familia fue corta, estuve en la tarde con mi Madre, pero no podía quedarme: un europeo refugiado en la habitación de un hotel esperaba por mí para poder conocer más calles y tomar más fotografías.
La magia del valle lo sedujo y a mí me reconfirmó mi orgullo de pertenecer a esa tierra, siempre mía, siempre desde el alma.
Cuando nuestro avión dejaba atrás la tierra de caña y de sol perpetuo, experimenté el nudo en la garganta de quien se va, pero ahora mi travesía continuaba; para ese entonces mi vida turbulenta y arrugada se encontraba en una enorme pausa vital.

12 comentarios:

Potter dijo...

Aplaudo tu palabras para con nuestro Hermoso Valle del Cauca.
Lo demás es una interesante historia, que Obviamente tendrá una factura que cobrar.
Cuidate mucho mi querido coterraneo, cuidate mucho.

Gracias infinitas por el regalo!

MUAAK

Milo Gasa dijo...

Y si, y lo reconozco, tantas sonrisas como las que se ven en un día en el Valle del Cauca, no se ven en un mes en Antioquia...me gusta en particular la coquetería innata de las mujeres, nunca, nunca, serà posible encontrar a una valluna antipática... me has hecho sonreir recordando mis cortas estancias en la Sultana, incluida a visita exploratoria de enero.

Un abrazote.

Rosa dijo...

Que dulce lo que has escrito en la entrada de nuestra Marga, nuestro ovejito de seguro lleva rato jugando con el pequeño de la Osa Mayor.
Has sacado lo mejor de tus vacaciones un contraste entre naturaleza y arquitectura estupendo.
Coincido contigo en que los latinos llevamos el ritmo en la sangre y en que no hay nada como nuestra tierra; pequeñita y humilde, grande e importante... pero nuestra.

CRISTINA dijo...

Realmente creo que escribes muy bien, querido Dark.
No es que mi opinión sea la de un crítico o un especialista en literatura, qué va...ni mucho menos..., pero es la opinión de alguién que lee algo y a veces "siente" y a veces, "no siente" eso que está leyendo.
Con tus escritos, como con éste, todo el sentimiento llega. No he estado nunca en tu tierra, no conozco esos paisajes ni esas gentes, pero consigues con tus palabras hacerme llegar todas esas sensaciones y emociones y sentimientos que tú sientes.
Y algo más, consigues que eso se traslade a mi tierra a mis gentes y con lo que escribes me llevas a momentos parecidos vividos por mí, aquí, a miles de kilómetros de lo que tú escribes.
Tan lejos y tan cerca...

Muchos besos.

mon dijo...

Me has emocionado, y mucho. Tengo la misma sensacion que tu, esa que has traducido tan bien a las palabras escritas, cuando abandono mi tierra. Voy muy poco, no he pensado nunca en volver a vivir alli, pero cada vez que la visito y, por lo tanto, cada vez que me despido se me hace un gran nudo en la garganta. Me imagino que no conseguiremos controlar nunca esa emocion.
Por cierto, cuando vaya a Colombia tendre que visitar ese Valle del Cauca o, mejor dicho, el Valle de las Sonrisas... Bueno, lo visito si bailas conmigo, que soy de los pocos europeos que saben bailar... jjajajjajaja

Besos desde Palacio...

mon dijo...

Preciosas fotos...Espero ansioso la tercera parte, el desenlace!!!

Vicky dijo...

"una vez hayas recorrido el camino lo sentirás como parte de tu ser"

Whitey dijo...

I really wanna know the meaning of that "commentarios" LOL. But i like the pictures. I have the same :-) and i like them! Greetz Mike

JP dijo...

Bueno

El relato me deja cierto arrastre de melancolìa... y no precisamente la del viajero que regresa a su terruño.

Esperemos a ver còmo resulta la tercera parte.

Gustavo Puntila dijo...

"Volver es un arte divino que lleva un cierto encanto escondido" frase célebre de por Dios!

Pueblos de puertas abiertas, de siempre sonrisas, de gente sin preocupaciones que solo busca vivr la vida con lo absolutamente necesario para ser feliz... Envidia, envidia de la buena les tengo...

Recuerdo los jugos de uva en las carreteras del Valle, y la gelatina negra, nunca más los he vuelto a probar...

Anónimo dijo...

Llego la calma despues de la tormenta.

El Valle es hermoso, pero en mi caso no quiero volver jamas.

Un besote enorme...

jako dijo...

Humm, Yo no se pero yo quedé antojado, espero algun día podamos recorrer esas calles de la misma manera como hemos recorrido estas.

un besote papasito.