jueves, 24 de mayo de 2007

La Espera...


“Si yo fuera mala mujer – dijo mi compañerita de trabajo después de un silencio largo y tres cartas requeridas por el jefe – seguro que tendría un buen marido”
Ese conjunto de ideas, restos de canciones, comida chatarra y recuerdos perdidos que tengo por cerebro se puso a trabajar - a media marcha porque tenía hambre - ¿Es cierto que entre peor es nuestra actitud mayores son los beneficios?
Personalmente la idea no me suena del todo descabellada. De cien personas que contacto física o virtualmente 50 me dicen que soy guapo, 20 me llaman por teléfono, 10 muestran algo de interés y 1 es el que se arriesga a proponerme algo serio; preciso el único que no me interesa.
No siempre el tener un buen físico es sinónimo de éxito al momento de ligar, así como tampoco lo son ser un buen muchacho o ser inteligente o ser buena madre… etc. Podría pensar que juntarlas todas en una persona sería la clave, pero aun así, para algunos las cosas son difíciles.
Algunas personas me han dicho “de pronto es falta de interés”, “quizás es que buscas alguien muy perfecto”, pero pensándolo bien, no soy de los que buscan, soy de los que esperan y talvez esa falta de “agresividad” es la que limita mi campo de acción en esa área. Soy de los que espero que “llegará del mar un amor de carne y sal, con besos de héroe de leyenda”… cursi, pero es lo que me gustaría.
Mi caber-amigo jhonny me dio la definición más bonita que me habían dado. Me dijo que el amor se estaba tomando el tiempo necesario para elegir la persona correcta y entregármela en la relación más genial e importante que iba a tener en mi vida. Voy a quedarme con esa idea. Seguiré soñando con ese héroe descrito anteriormente que está en una galaxia un poco lejos de la mía, pero que encontrará la manera de llegar cuando yo menos lo espere, pero siempre lo espero así que cuando venga… me haré el sorprendido.

miércoles, 16 de mayo de 2007

La lejana alma gemela


Definitivamente hubo una grave confusión al momento de distribuirnos en este planeta; el alma gemela, el amor de nuestras vida, la media naranja o la persona que nos conviene, siempre se encontrará a muchos kilómetros de distancia y a tres latidos de corazón.
Con setenta ideas para escribir estas palabras y con el sudor del gimnasio encima, recibí una llamada por demás agradable. Después de hablar con varias personas sobre peso, grasa, calorías y mancuernas, es agradable poder conversar con alguien a quien no le interesa si tus trapecios y hombros se están quedando pequeños. “A” es una persona interesante que vive mas cerca de las estrellas que yo, pero que piensa como yo, desea como yo, sueña como yo y estoy seguro que la persona que mas le convendría en la vida sería yo... aunque aun no le conozco! Yo que soy amigo de hacer amigos, de los chocolates y las largas conversaciones, le llamé una noche después de haber obtenido su teléfono en un chat y gaste en minutos el tiempo necesario para jugar un partido de fútbol. Ahora, las ganas de llamarle de nuevo son una idea que gira en el cerebro y ocupa un lugar mucho más amplio del que merece.
La gran pregunta es, ¿desde cuando el cerebro no se reserva el derecho de admisión? ¿porqué tejemos redes cuando sabemos que los únicos enredados seremos nosotros mismos?, pero es un mal general, o que me lance el primer ladrillo quien no se sintió enamorado por la profesora de inglés, por el vecino casado, por el cura (y que Dios los perdone por eso) por Angelina Jolie o ¿acaso no fue Superman el sueño de todas las chicas adolescente y chicos sexualmente indecisos en los 80’s? ¿Porqué nos sentimos fascinantemente atraídos si en el mejor de los casos el único logro son noventa minutos al teléfono, cuando no hubo un amigo de carne y hueso que nos escuchara?.
No se si estos “amores quijotescos” son un reflejo de una angustiosa soledad o de una sobrealimentada imaginación. Pero el cerebro ya permitió la entrada, solo queda esperar que el corazón no valla a abrir las puertas y que el tiempo se encargue de mostrar la salida; y es así como la profesora se quedará en la mente confusa de nuevos alumnos, el vecino se mudará a la casa de sus suegros, el cura seguirá siendo cura, Angelina se casará y Superman será un recuerdo olvidado bajo la sombra de Ben Affleck. Mientras tanto creo que seguiré aquí, esperando la llamada de “A” y viajaré a su lado hasta un mundo especial, porque quizás no sepa como luce, pero si sé como es
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viernes, 11 de mayo de 2007

PARA EL DIA DE LA MADRE!


A la que te cargó durante nueve meses, mientras estaba mareada, hinchada y con nauseas. A la que le cambió la figura cuando tú llegaste y los kilos de más nunca la abandonaron. A la que se le partió el alma cuando saliste por primera vez rumbo al tenebroso mundo del kinder. A la que curó las raspaduras en las rodillas cuando la bicicleta llegó a tu vida. A la que sufrió mientras amarraba la hebra de hilo en el diente flojo. A la que preparó con todo el amor del mundo las habichuelas. A la que lució orgullosa el collar de fideos y la tarjeta mal pintada. A la que aguantó las eternas reuniones de padres de familia. A la que te juró que siempre te querría, cuando nació tu hermanito menor y así lo ha hecho. A la que no pego el ojo cuando llegaste tarde por primera vez y no lo hace hasta que estas a salvo en casa. A la que no te dejó ir a la fiesta anhelada. A la que estuvo en tu graduación y no pudo ocultar las lagrimas de orgullo y emoción. A la que se preocupó porque tardabas mucho en definirle un rumbó a tu vida. A la que se negó a dejarte solo el primer día de universidad. A la que le dolió enormemente el corazón al ver como salías con tus escasas pertenencias a enfrentar el mundo que ella bien conoce. A la que no dejó de llamarte, aun en los momentos más inoportunos. A la que no espera más de ti que saber que estas bien. A la que un día se irá, porque es ley de la naturaleza, pero seguirá contigo para siempre, porque es un ángel y los ángeles nunca te abandonan…. A la que ha sido Madre, Esposa, Compañera, Hija, Amiga, Defensora, Mujer, Única.
No pienses en darle solamente un día al año…. Porque ella te ha entregado toda su vida.

martes, 8 de mayo de 2007

ENTRE GATOS Y PERROS

...historia completamente real... ocurrió en mi casa... doy fé de ello!!!
Esta una historia de amor diferente. Ella es blanca, el es negro. Ella es una señorita de su casa, el es un vagabundo. Lo que los diferencia de una telenovela del mediodía es que son una perra y un gato, de eso no me queda la menor duda, aunque están enamorados, de eso tampoco me queda la menor duda. Y al que no me crea, lo invito a verlos como retozan cómodamente en los sillones de mi casa, mientras él le acicala el enrulado pelo con sus largas uñas y ella le muerde cariñosamente la cola y las orejas. No han pensado aun en un futuro juntos, se conforman con saber que tienen toda la noche cuando él llega y se mete por la ventana de la cocina, después de las 9 religiosamente. Aun no han echado lápiz a la educación de los posibles hijos, tampoco han considerado el lugar donde van a pasar la luna de miel si eventualmente mi madre le exige al minino cumplir con su deber de caballero, ni han pensado en como llegar a viejos si él tiene nueve vidas y ella solo una sola, es más, aun ni saben si en el carrito del mercado se verá Cat Chow o Purina. Nada de eso es importante, se tienen el uno al otro y tienen a la noche por cómplice.
Pero nosotros no somos tan conformistas, me refiero a todos los que esperamos primero las cosas añadidas para poder darle el sello de validación al sentimiento. Que nos presente a la familia, que nos incluya en las salidas con sus amigos, que nos escriba cartas o que deje de escribirlas, que no sea tacaño, que si hay boda o que si es bodafóbico (si es que la palabra existe) en fin, lo que podría ser una buena noche se puede convertir en un extenso memorial de agravios.
Esos somos nosotros, complicados a morir, porque el poco tiempo que tenemos juntos solo lo aprovechamos en las primeras semanas de noviazgo, porque hay ocasiones en que incluso los noviazgos pesan.
¿Nos vamos a ver esta noche? – preguntó él ilusionado. Ella, con un gesto indescifrable le respondió – ¿Hoy? No, que mamera, mejor dejémoslo para el Sábado –. El no respondió, la miro con cara de miedo y le dijo – Pero salimos con mis amigos ¿Vale? –. La cara de miedo de él combinaba a la perfección con la cara de fiera de ella. – Mejor no vamos a ningún lado – respondió ofendida mientras salía y azotaba la puerta.
Porqué no tenemos el placer de disfrutar cada momento, siempre nos complicamos más por lo que podría ser que por lo que es.
Porqué no darnos el gusto de mantener abierta la ventana de la cocina para entrar como gatos cuando queramos y ser felices cuando nos plazca, sin pensar en lo que pudo ser ni en lo que de pronto parece pero que si pero que de pronto no. Para salir de la cantinflada, por qué no aceptar la persona que tenemos tal y como es, sin importarnos que sea negro y nosotros blancos o que solo tenga la noche para venir a acariciarnos un poco. Propongo que en las noches todos dejemos abiertas nuestras ventanas internas, sin prevenciones y sin complicaciones, porque esa es la única manera que tenemos los gatos negros de encontrar una perrita blanca a quien amar.

lunes, 7 de mayo de 2007

ARBOL DE LA ESPERANZA MANTENTE FIRME


La primera vez que supe de Frida Kahlo no fue por la película de Salma, fue por un cuadro en Internet, un autorretrato con su cara, pero con un cuerpo de cierva mientras era atravesada por muchas flechas. Me pareció ingenioso y me quise enterar de todo lo que fuera Frida: su vida, su obra, su película, hasta que se convirtió en una de mis artistas favoritas. Un motivo más de que me guste México. Pero más allá de de todo, hay una parte de Frida, de la Frida humana y mujer, que admiro: su fortaleza moral a falta de una fortaleza física. Porque hay que tener los riñones bien puestos para titular un cuadro “Árbol de la esperanza, mantente firme”, una frase tan bella, una súplica tan profunda, un clamor desde lo profundo de su soledad de enferma, con cien dolores en el cuerpo y mil dolores en el alma, pero con la valentía de gritar gráficamente “Árbol de la esperanza, mantente firme”.
Frida conoció la tragedia a los 16 y esta la acompañó hasta la muerte. Un hierro de un autobús en el que iba, se le incrustó en la pelvis, dañándole la cadera y dejándola lisiada durante un tiempo considerable, tiempo en el que se mantuvo cuerda gracias a la pintura, tiempo después conoció el amor en brazos del muralista Diego Rivera, quien llegaría a convertirse en otro dolor de su vida.
Pocos dudan que Frida fue mejor pintora que Diego, pero supo mantenerse al margen, en ese punto demostró abnegación a pesar de ser una mujer demasiado liberal para la época en la que vivía.
Pocas personas se dan el lujo de conocerse físicamente tan bien como Frida, sus autorretratos hablan por si mismos, la impavidez de su mirada, su estado de animo reflejado en las imágenes más simples, como la vez que Diego le fue infiel y lo dibujó armado con un cuchillo mientras ella, tirada en una cama, mostraba incontables heridas (Unos cuantos piquetitos, 1935), o su imposibilidad para concebir (Hospital Henry Ford, 1932), en fin, es necesario conocerse a fondo para poder hacer de sus obras una manifestación clara y precisa de lo que se siente.
Personalmente disfruto de una fortaleza física envidiable, a mis veintidós tengo el corazón de un joven de veintiuno, no me duele ni una muela y necesito pocas horas de sueño, pero no soy fuerte moralmente, la mas pequeña perdida me deja sin piso, la mínima decepción me golpea muy fuerte y me deja sin aire. Quisiera tener la fortaleza de Frida, quien, cuando iba a ser amputada de un pie, simplemente escribió “Pies para que los quiero si tengo alas para volar”.
Espero un día dejar de ser viejo y aprender a ser grande, para poder mirar de frente las cosas, sin miedo, sin temor a caer, sin temor a perder, sin temor a entregar, para afrontar las cosas como vengan, gritando fuerte y convencido “Árbol de la esperanza, mantente firme

sábado, 5 de mayo de 2007

¿RECUERDOS = TORMENTOS?

Estaba abriendo mi agenda, buscando una lista de temas pendientes para escribir, cuando encontré una foto que había olvidado y que se presentó amenazante en medio de las páginas en blanco. Era una foto 3 x 4, pero en ese momento me pareció realmente inmensa, realmente terrorífica, realmente dolorosa. Era ella, más hermosa de lo que nunca la vi, mirándome con aquellos ojos camaleónicos que ocultaban fácilmente a una persona como ella.
¿Cuánto tiempo dura el temor hacía lo que esa persona representó en nuestras vidas? Siempre es difícil escapar con vida a aquellas descargas de sensibilidad que llegan luego de esas duras jornadas de recuerdos. Y es que en esos momentos de fragilidad emocional somos tan trágicos que, luego, al recordar esos momentos, solo podemos esperar risas autocompasivas. Cada calle nos recuerda el dolor de un beso que un día dimos, cada película parece ser recortes de nuestra propia vida y ni hablar de las canciones, porque eso si, todas parecen escritas para nosotros, desde “Somos novios” pasando por “Porque me abandonaste” y finalizando con “La farsante” que es cuando la botella ya brinda sus últimos tragos y el amigo sobrio nos abrasa y nos dice con una piedad maternal:“Ya es hora de irnos pa’ la casa”.
Tiempo después, el rastro de lo que nos atormentaba ya solo es un pequeño acorde en aquella canción que escribimos, aquella persona ideal e irremplazables fue removida de su puesto y ahora lo ocupa una nueva persona igualmente ideal e irremplazable pero en versión mejorada –sin defectos aparentes- y es entonces cuando nos parece una gran idiotez todo lo llorado, todo lo pensado y todo lo sufrido; ya no nos duele nada, ya los recuerdos fueron arrancados de sus lugares y los kilos de mas nos recuerdan que usar los chocolates para calmar el sufrimiento es un gran error. Descolgamos los afiches que nos dio –eso si, conservamos los mas bonitos y “cachesudos”- aquel oso que era nuestro bebé se convierte en un oso mugriento que solo nos complicaba la rinitis y terminara sus días en manos de el sobrinito o el hermanito o del vecinito cumpleañero.
En eso terminan todos los recuerdos y los males de amor ¿o no? ¿y que hay de aquellos dolores que no desaparecieron con el tiempo? Bien sea porque el clavo nuevo no saco el clavo viejo, porque el clavo nuevo se enterró peor que el clavo viejo o porque no tuvimos fuerzas para buscar un nuevo clavo. Ese fue mi caso, las heridas sanaron un poco, se comenzó a vestir el corazón de verde y un día antes de sacarlo de Cuidados Intensivos, una sobredosis con una foto perdida lo volvió a dejar fuera de combate.
Rápido y silencioso solté la foto encontrada, cerré la agenda y la aparte de mi como quien aparta un virus, pero el virus ya está en mi sistema y el tiempo solo logra extenderlo. ¿Tomará mucho tiempo en llegar el tren del olvido? No lo sé, ahora solo sé que esa foto que aun se encuentra entre las páginas de mi agenda me confirmó que ella aun se encuentra refugiada en las páginas de mi corazón
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