domingo, 15 de febrero de 2009

Sobre soles que diluvian en febrero

No bien había salido del gimnasio cuando un aguacero bíblico me borró el panorama por completo. Había salido de casa tres horas antes, con un hermoso sol de febrero que no pronosticaba por ningún lado el gris llanto de nubes que ahora estaba presenciando y que me devolvió a casa completamente mojado y con la preocupación genuina por la gripa que recién estaba ahuyentando.
Aun cuando se tomen un poco más de tiempo que el complicado clima capitalino, todos los panoramas cambian. No hay ninguna circunstancia estática.
Si, ya me imagino la cara de un amigo leyendo esto y echándome en cara lo repetitivos que suelen ser nuestros días, nuestros meses… y mirándolo bien, nuestros años.
Poco en nuestras vidas ha cambiado; pocas personas conocidas; pocas se han quedado, pocas hemos querido que se queden. Pero creo que mas allá de las recriminaciones al cruel destino que nos amarra, la pregunta debería ser ¿qué hemos hecho nosotros para que cambie?
Si, ya sé, usando mi método de justificación estándar, diría que fue suficiente con cambiarme de ciudad unos meses atrás, un pequeño paso para un hombre, un gran paso para mi biografía; pero tan solo cumplí mi deber evolutivo de cambiar el escenario, todos saben que de haber seguido en mi pequeño pueblo a esta hora habría mandado el mundo a la mierda y me habría colgado con mi propia corbata, pero, ¿verdaderamente hice algo importante para buscar mi felicidad?
Benditamente condenados a estar felices, esa se supone que debería ser nuestra idea principal, nuestro motor de inicio, pero creo que invierto más tiempo quejándome que buscando la solución. Creo que sonreí a menos personas de las que debí, pero aun así me quejo de que nadie me sonriera de regreso.
No, los panoramas no son estáticos, las cosas cambian y aun sabiéndolo, no me preparo para esos cambios. Los cielos se ponen grises y aun así me empeño en salir a la calle con pantalones cortos y camisetas sin mangas.
No puedo quejarme de cosechar lo que siembro. No puedo renegar por la soledad si es lo mismo que he amasado todo el tiempo. No puedo dolerme de seguir rumiando mi propia desdicha cuando no hago nada para que sea diferente.
Acumulo los conocimientos como un gran tesoro, pero temo gastarlos, temo darme lujos, quizás porque muy en el fondo considero que no los merezco; quizás muy en el fondo no tengo más confianza que la suficiente para caminar a través de un grupo de personas sin sentirme intimidado… pero, ¿acaso no era mejor mirarlos y saludar? Quizás en su saludo de regreso habría una partecita de cambio para no sentirme tan solo.
Los hermosos soles de febrero no son eternos; tampoco lo son los diluvios capitalinos… puedo quejarme de ellos o buscar la manera de sacarles ventaja. Esa es la parte difícil; en eso consiste el vivir.

17 comentarios:

M.Eugenia dijo...

Quien pretenda una felicidad y sabiduría constantes, deberá acomodarse a frecuentes cambios.(Confucio)

Anónimo dijo...

La vida son caminos tortuosos, llenos de encrucijadas, ¿cual escoger? no se puede escoger dos al mismo tiempo.

Es un placer venir a visitarte, disfruto mucho leyéndote.

MIGUEL

Milo Gasa dijo...

Pero es que nadie te quita el inalienable derecho a quejarte, aún cuando internamente sepas que las estás metiendo feo, o que el cambio debe venir de adentro y no de afuera, e incluso te estés movilizando en pos de ello, quejarse es un manjar tan exquisito que es imposible no regodearse en él.

Y de todas maneras, tienes toda la razón, hay que saludar de regreso.

Un abrazote.

P.S.: Uno de mis primeros post, no sé qué tanto venga al caso, pero estoy seguro de que te puede animar un tanto http://palacecolombia.blogspot.com/2006/10/quejas-y-crticas.html

Sixpence Notthewiser dijo...

Angelito, lo unico constante es el cambio y ninguno de nosotros esta preparado para ello (aunque pensemos lo contrario). Y nos asusta, aunque lo queramos o lo presintamos. Y no nos queda (como dice Milo) sino quejarnos. Bienvenido al club.

XOXOXO

Marga dijo...

Tenemos todo el derecho al pataleo, a la queja constante si así lo necesitamos, pero cuando ya hemos pataleado, nos hemos comido toda la basura que nos envuelve, entonces es el momento de salir y aunque diluvie, en nuestro interior sólo debemos ver el sol.

Pasar por diferentes etapas en nuestras vidas no es más que evolucionar.

Un beso m.a.d.a.h.

JP dijo...

Tienes razón... ahi está el chiste de cambiar... de ser flexible para adaptarse... como lo decía el tan mentado Darwin.

Lentamente te adaptarás al clima impredecible de Bogotá, y entonces será rutina y querrás cambio.

Quéjate todo lo que quieras... pero no te quedes rumiando tus propias quejas... es en lo único que en la vida no hay que ser constantes, so pena de terminar siendo victima de tus propias quejas.

Abrazos, nos vemos el sábado.

Anónimo dijo...

Comentarios por el interno, ya saben mucho de nosotros, ji ji ji ji.

Glamourous. dijo...

Nunca puedes bañarte dos veces en el mismo rios estimado mio.
Misma ley aplicada a ti y a la vida a los demas, a los que amas y a los que quieres.
No crees?
Besitos.

Gittana dijo...

EXTREMA CONFUSIÓN...

VALEN LAS LUCHAS DE SOBREVIVENCIA DE CADA UNO... NO IMPORTA DE LO QUE HAY QUE QUEJARSE O VANAGLORIARSE...

Vicky dijo...

Hola, pienso que los cielos grises son como los ojos grises... únicamente hermosos, tan hermosos que a veces son difíciles de comprender...

Creo que lo que duele no es que no cambie, es que duela y no cambie.

respondiéndote al comment, comenzaste a desconocerme cuando leiste mi perfil hace muchoooooo ecribí un post llamado confesionario allá entnederás...

Thiago dijo...

Pues si cari... no hay mas. Hay que vivir pq en eso consiste justamente, en vivirla. romerse la cabeza, aspirar al amor perfecto, buscar la última razón de la existecia debe ser muy bello como ejercicio intelectual y muy literario para escribir bellas paginas llenas de pensamientos. pero al final vivir es sencillo, no hay mas. amar es sencillo solo hace falta alguien, follar.... ay follar, follar es mas complicado jajajaja

Bezos, cielo.

Gastón dijo...

Tendríamos que aprender del clima (los humores de los cielos)
Ellos cambian, se agotan, diluvian, se enojan, pero siempre se mantienen a la vista y en cambio constante.
Nosotros también, y considerá tus cambios como progresos, porque de eso se trata.

(además las corbatas alrededor del cuello nunca son cómodas, sobre todo si el otro nudo está en la rama fuerte de un árbol)

Abrazo cambiante

Anónimo dijo...

Sólo en Macondo o en Comala las circunstancias no cambian.

Mas ése es el mensaje de Gabo o de Rulfo: Aureliano Buendía y Pedro Páramo no cambiaban porque su metabolismo había llegado al estado de perfección: estaban y están muertos.
Pero ambos por distintas razones: la criatura del de Aracataca por su trágica condición de ser humano; la del jalisciense por ver tanta injusticia social en su pueblo.

Después de todo, y al final, ambas situaciones convergen en un mismo punto.

Tú estás vivo, igual que yo.
Tu carga moral es la mía y viceversa.
¿Qué escribió, entre otas cosas, Jean-Paul Sartre?
"Una batalla perdida es aquélla que uno piensa que la ha perdido".

Ánimo, Darkie.
Besitos.

Vulcano Lover dijo...

El conocimiento, la belleza, el placer... cuando se nos presentan, hay que lanzarse a devorarlos... siempre, amigo, siempre. La vida sube y baja, y no tiene la mayoría de las veces, memoria. Nosotros sí, ese quizá sea el problema.

Potter dijo...

Gracias por los Comentarios.
Que buen blog, es uno de los mas leidos desde mi espacio.

Albricias Sr. Dark angel...

Merlín Púrpura dijo...

Hola Bello Ángel:
¿Qué podrìa decirte que ya no hayas experimentado? Soy un emigrante que cruzó el Atlántico por allá en el 2000, acompañado del Amor que luego se fue, detràs de un sueño. Y miles de veces uno se pregunta al despertar: ¿Qué diablos hago aquí? Pero sigue, lucha, espera, busca... y camina.
A veces los cielos no son grises, lo gris es la mirada. Pero asì como hay amaneceres lúgubres, también hay atardeceres gloriosos, rabiosamente azules. Como la vida misma. Que uno lleva sus mochilas a cuestas a donde quiera que vaya. Y la felicidad son raticos de bienestar. La plenitud de la felicidad constante està en el Más Allá. Así que a sacudirse el polvo y seguir andando.
Besos esperanzadores, mágicos y púrpuras.

Gustavo Puntila dijo...

Cielos despejados con soles maravillosos que en unos cuantos segundos se convierten en furiosos y turbios mares grisáceos... qué mas delicioso que ese fenómeno capitalino ah?

Un placer haberte conocido, abrazo gigante y la próxima prometo no estar de plan ceniciento.