sábado, 17 de enero de 2009

Sobre el monólogo de Valería

Unica escena.
Un restaurante, una mesa de manteles a cuadros, una pareja quizás de enamorados quienes esperan servicio, un pequeño reloj en la pared que marca las ocho menos cinco de la noche. Una chica menuda y risueña se acerca con una libreta en la mano y un lápiz en la otra. No sabe la chica que dos horas después conocerá al amor de su vida (aunque esto no viene al caso para nuestra historia)
“Buena noches – dice la chica con acento costeño- mi nombre es Valeria y seré la encargada de atenderlos hoy, quieren que les traiga la carta o ya saben lo que van a pedir, aunque nunca los he atendido me doy cuenta que son clientes. Particularmente los atiende Marina, pero si vieran que la pobrecita hoy tuvo que quedarse con el hijo a quien lo han operado de el apéndice, ¡Pobre! Pero como decía mi Mamá, el apéndice no es más que ese pedacito que el Buen Dios nos puso para hacernos diferentes a él, es mejor dicho, el defecto de fábrica. Ja ja ja ja. Yo por eso no como nada que tenga semillas, ni las semillas del tomate ni de la granadilla, pero mire a usted ¡como le recomiendan a uno las granadillas para tener una piel sana!, bueno, eso me lo dijo la chica rubia que va al gimnasio por las mañanas, la viera usted, ¡tan bonita con su ropa que siempre combina! y tan amable, porque hay que ver la cantidad de dietas que me ha recomendado la chica, eso sí, cuando me dijo lo de las granadillas bien me hubiese podido recomendar pan viejo, porque en ese momento iba entrando ese chico de cabello largo… ¿Cómo es que se llama? Pues la verdad no me acuerdo, porque a mí, mucho no es que me guste; fíjese usted si le quitamos el cabello ¿qué nos queda? Pues nada mi amiga, nada nos queda porque hay personas así, que lo único bonito que el Buen Dios les dio, es algo en el físico, un no sé qué que uno busca pero que no sabe donde lo tiene. ¿Acaso no ha conocido usted muchas personas que aparte de un poquito de belleza no tiene nada más debajo del cabello? Pues vaya si a mí me han tocado muchos, ya pudiera yo darles ideas a los escritores de las telenovelas, que esos pobres si se empeñan en vendernos la misma historia, con una herencia menos pero una traición más. Desde que prohibieron las novelas en casa, pues nada, que no hemos podido ver más que los noticieros…! Ah ¡pero es que si a esos también parecen telenovelas, el mismo que un día es rey con todo y corona, al otro día va preso o le están pidiendo la renuncia. Es que hay que ver las cosas que nos pasan a los pobres, ¿todo por qué? ¡Que la comunicación! Ya nadie se expresa como debería de hacerlo, como la chica aquella que se quejó porque le serví papas fritas en vez de papas cocidas, ¡Ya me hubiera dicho en mi cara que era un error! Pero no, ella se fue derechito donde el administrador, que quizás no viene al cuento, pero viera usted que la semana pasada se peleó con la mujer ¡no se imagina el infierno que vivimos con ese hombre! ¡Esa semana la hubiese pasado gustosa en el purgatorio!, suspendió a Carmenza, nos hizo lavar los baños después de la jornada de trabajo ¿Para qué? Para que al día siguiente nos vengan con el cuento que este mes no nos van a realizar el aumento por comienzo de año, sino que nos van a hacer un reajuste en Febrero, ¡mire usted!; ah, pero como le venía diciendo, la muy cretina fue y puso la queja de que las papas estaban equivocadas y desde el fondo de la cocina la alcancé a escuchar y le grité: ¡Eh! ¿Y no me dijiste tarada que las papas las querías bien doraditas? ¡Ya me vas a explicar tú a mí como demonios te vamos a dar doraditas unas papas cocidas! Pero Carmenza, quien entonces aun no había sido suspendida, me detuvo para que no viniera a discutir con la tontica esa y con el calvo del administrador. ¡No me dejan comunicar en este lugar! ¡Comunicación, eso es lo que le falta a esta gente!
Pues ya ve, por un miserable grito que pegue desde la cocina, apenas me reintegro hoy a mi trabajo, que si no es muy bien pago, por lo menos me queda cerquita a la casa, ¡que me queda aquí a las dos cuadras!, porque aquí joven, usted se puede matar en la cocina o servir la mesa con toda la amabilidad del mundo y no le reconocen nada, nadie aprecia el trabajo de una. ¡Ay! Pero qué pena, díganme ustedes, ¿Qué desean comer hoy? ¿Les traigo la carta o ya saben qué van a pedir?”

19 comentarios:

Milo Gasa dijo...

...Todo menos lo que le hayan dado de desayuno a usted, ¿no?

Un abrazote.

Anónimo dijo...

Ja ja ja ja....

Glamourous. dijo...

JAja termine un poco mareado de leer, pero que soltura la de la muchacha....

Y aunq no lo creas, por aca hay un buen numero de meseras fascinadas en hacer monologos y en hacermelos a mi jajja...

Un beso o tal vez dos? o tres, por que sabes que entre mas besos des..mas cariño das? eso me dijo una amiga el otro dia, cuando nos....(...)jaja

JP dijo...

"La verdad...señorita... acabo de recordar que dejè una gallina cuidàndome las ollas de la cocina y debo salir inmediatamente... grazias"

Anónimo dijo...

hell-o .. la 1ra vz q visito tu blog... s reinterzante ...

...i si su bien dios tiene la bondad d acer en unas personas ...
lo q en otras no kizo acer..

...lo uniko q se sq stoi maldito x mil años d melankolia ..
perecer no ...
maldito sin vida i sin odio q kontener andare x stos sus malditos dominios...

Anónimo dijo...

i solo algo mas ...

...q memoria tienes eh q pudiste rekordar absolutamnte todo...

...bueno spero tu visita en mi maldito blog..

http://lnfernalia.blogspot.com/

nos vemos
in the hell !!

/ dijo...

Me encantó tu post, me gusta mucho como relatás.

besos.

Anónimo dijo...

Gajes del oficio.
Gajes del oficio.
En mi trabajo como redactor, cometo muchos errores. Se deben, en ocasiones, a la carga de trabajo que le dan a uno.

A mí me tocó la suerte de tener un jefe comprensivo, que me dice cuando cometo errores: "Juanito, aquí escribiste mal el nombre de un chico, pero ya lo corregí".

Ánimo al cuadro, como decimos los mexicanos.
Te aseguro que vendrán tiempos mejores para ti, pues tienes un alma sincera para contarnos tus problemas cotidianos.

Besitos a la Oz: de horóscopo :)

Gustavo Puntila dijo...

Buenísimo el cuento, me encantó Angel! Cierto es que para muchos debajo de esa poca belleza física, no hay absolutamente nada de nada; cierto es que la rpohibición de las novelas es más que una bendición...

Abrazos cerca-lejanos!

Anónimo dijo...

Me quedo triste después de leerte, porque yo hoy estoy disgustado por una de esas personas que bajo la cabellera no tienen nada, pero soberbia les sobra.

Un abrazo.

MIGUEL

Thiago dijo...

Ay, cari, son tantas las veces que los camareros tienen que hacer de psicólogo que aunque alguna vez se cambien las tornas hay que aguantar el chaparrón....

La pobre Valeria sufre, al fin y al cabo, el mal del siglo: la incomunicación. Así, que si quieres y te parece bien, dile que se ponga en contacto conmigo, que yo otra cosa no, pero sé escuchar divinamente, jaja

Bezos, amor.

M.Eugenia dijo...

Cuantas verdades en el texto.
Besos

CRISTINA dijo...

Comunicación, dice...¿sabrá que la comunicación es en ambos sentidos? ¿sabrá que una cosa es comunicarse y otra hacer un monólogo?

Saludos

Marga dijo...

A mí me dá la sensación de que Valeria es más inteligente de lo que aquí nos describes.

Entre tontería y tontería suelta cada verdad!!!!!!, hay que leer entre líneas, cosa que siempre me apasiona cuando escribes mi ángel de alas hermosas.

Bonito relato corazón.

TQM

Vicky dijo...

Me comentaste que quedaba poco... la liebre le dijo a Alicia, si no tienes nada no puedes tener menos... y creo que vamos perdiéndonos justamente por eso porque nos vamos encontrando conv erdades más grandes, desconociéndonos más en el espejo y pareciéndonos más a un Dios... pero todo, todo... termina lleno de misterio y magia cuando un dia te levantas y a quien ves en el espejo es al mismisimo todo

Glamourous. dijo...

Querube oscuro! donde te haz metido?
Espero saber de ti!

Un beso grande!

Paulafat dijo...

Eh... papas, tiene?

Juan K Manei dijo...

he venido a saludar y paso sin leer, que ando apuradito, pero vuelvo.
besos

Anónimo dijo...

A mí deme un chile relleno porfavor.

¿Y no me dijiste tarada que las papas las querías bien doraditas?

Oh Darkie! Esa manera tuya de hacernos sentir familiarizados con las historias, no siendo un agente externo en cada una de ellas. Y la chica con acento costeño! Faltaba más!