jueves, 19 de marzo de 2009

Sobre como la belleza se fue de la tierra una tarde de marzo, igual a esta.

Siendo el Coronel el personaje con mayor empuje en el libro, Cien Años de Soledad (Libro que he leido ya cinco veces y que lo llevaré conmigo por siempre) está plagado de heroínas silenciosas al igual que la vida cotidiana… el poder de la Vagina como dirían los fabulosos monólogos aquellos. Úrsula, Amaranta y Fernanda orquestan los demás personajes a su antojo y tienen una fuerza protagónica colosales… Remedios, Petra y Santa Sofia de la piedad, fantasmas genuinos que recorrían las paginas con magistral entusiasmo para ocultarse y brotar de nuevo muchos capítulos después…
Pero hay un personaje en particular que siempre he amado en silencio… Si señoras y señores, también yo fui uno de esos hombres que sucumbí ante el influjo demoniaco de la seducción perfecta que llevaba entre la piel y la sangre Remedios, La Bella.
Remedios no era hermosa, ni bonita, ni siquiera era bella… era La Bella, cualidad que destacaba en una mujer de simpleza absoluta quien no dudó en una ocasión de rapar su cabellera para hacerle pelucas a los santos, logrando que la perfección de su cabeza resultara aun más seductora.
Pero Remedios, La Bella, por no ser de este mundo y por no tener ataduras, simplemente algún día supo como volar… abandonó sus interminables baños y los asedios masculinos por las alturas donde no tenía que seguir con aquellas locuras de Úrsula, quien alguna vez se empeñó en que asistiera a misa con la cara cubierta con una mantilla, Amaranta pensó que aquel recurso misterioso resultaría tan provocador, que muy pronto habría un hombre lo bastante intrigado como para buscar con paciencia el punto débil de su corazón. Pero cuando vio la forma insensata en que despreció a un pretendiente que por muchos motivos era más apetecible que un príncipe, renunció a toda esperanza.
Fernanda no hizo siquiera la tentativa de comprenderla. Cuando vio a Remedios, la bella, vestida de reina en el carnaval sangriento, pensó que era una criatura extraordinaria. Pero cuando la vio comiendo con las manos, incapaz de dar una respuesta que no fuera un prodigio de simplicidad, lo único que lamentó fue que los bobos de familia tuvieran una vida tan larga. A pesar de que el coronel Aureliano Buendía seguía creyendo y repitiendo que Remedios, la bella, era en realidad el ser más lúcido que había conocido jamás, y que lo demostraba a cada momento con su asombrosa habilidad para burlarse de todos, la abandonaron a la buena de Dios. Remedios, la bella, se quedó vagando por el desierto de la soledad, sin cruces a cuestas, madurándose en sus sueños sin pesadillas, en sus baños interminables, en sus comidas sin horarios, en sus hondos y prolongados silencios sin recuerdos, hasta una tarde de marzo en que Fernanda quiso doblar en el jardín sus sábanas de bramante, y pidió ayuda a las mujeres de la casa.

Apenas había empezado, cuando Amaranta advirtió que Remedios, la bella, estaba transparentada por una palidez intensa. -¿Te sientes mal? -le preguntó. Remedios, la bella, que tenía agarrada la sábana por el otro extremo, hizo una sonrisa de lástima. -Al contrario -dijo-, nunca me he sentido mejor. Acabó de decirlo, cuando Fernanda sintió que un delicado viento de luz le arrancó las sábanas de las manos y las desplegó en toda su amplitud. Amaranta sintió un temblor misterioso en los encajes de sus pollerones y trató de agarrarse de la sábana para no caer, en el instante en que Remedios, la bella, empezaba a elevarse.

Úrsula, ya casi ciega, fue la única que tuvo serenidad para identificar la naturaleza de aquel viento irreparable, y dejó las sábanas a merced de la luz, viendo a Remedios, la bella, que le decía adiós con la mano, entre el deslumbrante aleteo de las sábanas que subían con ella, que abandonaban con ella el aire de los escarabajos y las dalias, y pasaban con ella a través del aire donde terminaban las cuatro de la tarde, y se perdieron con ella para siempre en los altos aires donde no podían alcanzarla ni los más altos pájaros de la memoria.

16 comentarios:

Potter dijo...

Que La divina providencia bendiga el prodigioso útero de Santa Sofía que Pario el ser alado que es Remedios, Remedios La Bella. Un hada que destilaba belleza y asombro en cada parpadeo, una mariposa, si , una mariposa amarrilla y hermosa que vivió en un lugar donde todo era posible, ese lugar que hay después del paraíso.
Un Abrazo Dark.
Estaba preocupado por tu ausencia, pensé que un hoyo negro te había succionado… por aquello de la lejana galaxia claro esta!

Anónimo dijo...

Remedios la bella era un ser de luz y simplicidad. Era como si fuese un animal, tan perfecto y bello y civilizado, sin más preocupación que la de caminar el trecho que le tocaba, sin molestar y ser molestada. Cuando imagino cómo fué Remedios ante los ojos de Márquez, ni por más Mónica Bellucci, ni Lyv Tyler, ni nadie ni de nada, podrían compararse con la perfección andante que Gabriel García plasmó en unas descripciones no exageradas ni tampoco parcas que hizo sobre el físico de Remedios y su estilo de vivir.

Saluditos Darkie. Tu silencios,siempre valen la pena.

AnCris dijo...

Leí ese libro hace muuuuuuchos años... antes o después de "El Amor en los tiempos..."... y, no sé... pero me gustó mas la historia de Florentino... tal vez, en ese momento, me identificaba mucho más con ese atormentado amante de lo imposible, en la búsqueda constante de eso que se le escapó de las manos... debería volver a leerlos, a los dos libros, a ver qué visión me dan "los años ya vividos" y el corazón rebosante de amor... ja ja ja!
Un beso, es bueno volver a a vernos...

Irene dijo...

A mi tambien me encanta ese libro, son esos que uno atesora y vuelve cada tanto, aunque sea para leer un parrafo, un hoja marcada, una escena en particular.

Monchis dijo...

Yo siempre sospeché que Gabo era uno de tus inspiradores porque se ve mucho realismo mágico en tus extraordinarios relatos.

Saludos.

JP dijo...

Tienes algo que suena a Gabo...

Pero es diferente, tu estas mas chiflado...


Eso creo

Menos mal no te ha tragado algun agujero negro...ni te has perdido en una nube de mariposas amarillas.

Alquimista Artificial dijo...

Cien años de soledad es un libro de mujeres, aunque los protagonistas sean hombres, ellas son las que llevan la historia y la hacen fuerte, Ursula y Fernanda se echan encima las riendas de la familia (en el caso de Fernanda lo que queda de ella), Rebeca y Amaranta se consumen en su soledad y su odio, Pilar Ternera es la procreadora de las nuevas generaciones y Santa Sofia de la Piedad es una precensia a veces olvidada pero siempre persistente y Remedios pues es simplemente PERFECTA

Gastón dijo...

Ahí tengo mi colección "marquesiana" y con el libro indicado marcado (con lápiz, obvio) anotaciones al márgen, nombres a tener en cuenta, historias dentro de la historia, y demás detalles que van apareciendo y reapareciendo en cada nueva lectura.

Abrazo desde el mismo marzo

/ dijo...

Gracias Dark, sos un amor, como siempre.

BESOTES

M.Eugenia dijo...

Es un libro que tengo pendiente desde hace mucho tiempo, despues de leerte creo que lo voy a empzar mañana mismo.
Besos

Quike dijo...

Mi darkito, como vas? que tal la vida? Intentado retornar... aunque el regreso está un poco mas pesado que el inicio.

Un abrazo

Quike

Thiago dijo...

Cari, ay, que maravillosa visión del mundo femenido de Gabo. Curiosamente por mucho que los gayas se suponga "que comprenden mejor a las mujeres" son los heteros los que dibujan mejor a las mujeres en sus escritos. Yo leí dos veces CIEN AÑOS... y la verdad es que, y tu me lo has hecho ver, que el Coronel queda mucho mas desdibujado en mi memoria que todas aquellas mujeres.


Por otro lado es una delicia ver la perfecta conjunción de este trabajo entre tu y .. OZ.., parece que estás en una época dulce contigo mismo y con tu alter ego, jajaa Que gusto. Sois dos que ya casi sois uno, jaja Y esa conjunción no es tan facil no te creas...

Bezos, cari.

Rosa dijo...

Nunca he leído "Cien años de soledad", pese a se la covela que encumbro a Marquéz al novel... una gran falta de mi parte indudablemente.
Perdona pués porque no puedo opinar de lo que no sé.

Sixpence Notthewiser dijo...

Las novelas de Gabo siempre son regidas por las mujeres, aunque sean sobre hombres. De alguna manera reflejan los complejos complejos de la sociedad Colombiana, siempre contradictoria. Y compartimos la obsesion por La Bella...
Rico leerte. Y si, como comentan, un halito de Gabo en tu magia.

XOXO

Paulafat dijo...

Ah, me diste ganas de volverme a leer 100 años... es mi libro favorito, ¡pero ya había olvidado tantas cosas!

Gustavo Puntila dijo...

Amo, amo a Cien años de Soledad... Lo tengo algo olvidado; tus palabras me traen exquisitos recuerdos... que buena metáfora con Remedios y aquella belleza que se va en cuerpo y alma al cielo.

Y eso por qué se coló Oz?