lunes, 6 de julio de 2009

Sobre los primeros golpes de mi vida

Cuando él me dio la primera trompada, yo ya sabía que había perdido la pelea. John Jairo no solo era el más grande y fuerte del salón, sino que además era amigo exclusivamente de los niños de quinto, lo cual en una primaria era tener a como Dios en un frasquito.

Unas horas antes, cuando estaba en la fila de la tienda con mi almuerzo en la mano, John Jairo al coger un balón me hizo tirarlo todo por el suelo. Confieso que no fue temeridad de mi parte ni un acto de valentía pero instintivamente de mi boca, con toda la gana, salió un “¡Marica!” que no debía combinar mucho con mi siguiente cara de terror. ¡¿Cómo había podido ser tan idiota de decirle marica a John Jairo?! El se vino como una fiera, las niñas se corrieron y los niños me empujaron un poco como tratando de alejar a un leproso de su lado. Cuando John Jairo me cogió de la camisa, la providencia se encargó de poner a la profesora Cristina a mi lado quien le ordenó “que me soltara y dejáramos de jugar tan fuerte”.

Él me miró a los ojos y zarandeándome me dijo “a la salida nos vemos, tocino”.

Para ese entonces, este tocino ya estaba frito.

Los niños me miraban con una piedad genuina, las niñas por poco y lloran conmigo. Solo sé que caminé como un zombie de regreso al salón y unas enormes ganas de orinar perpetuas se apoderaron de mí.

A la salida nos vemos, tocino” me había dicho, de manera matonesca el cruel John Jairo, a quien nunca nadie había ganado la pelea y no iba a ser controlado por mí, quien a duras penas lograba controlar mi vejiga. Yo quería llorar, llamar a mi Mamá a su celular y decirle que fuera a esperarme a la salida del colegio; mala suerte la mía que los celulares aun no habían sido inventados y muy seguramente mi Mamá, como es su costumbre actual, no me habría respondido en ese fatal momento.

Mis ideas eran un carnaval de cosas imposibles, desde hacerme el desmayado (aunque al paso que iba ese era mi destino, por el miedo, o los golpes de ese niño), contarle a la profesora, volarme antes de clase, arrodillármele a John implorando su piedad… nunca antes estuve mas arrepentido de no obedecer a mi abuelo, cuando me aconsejaba cargar siempre conmigo un cuchillo “porque los enemigos no solo son los del alma

El reloj corría de manera vertiginosa y para cuando el timbre sonó, mi vejiga pensó que era una orden de salida del dorado líquido. Creo que unas gotitas sí se escaparon.

Salimos. Todos conmigo, empujándome sin tocarme y mirándome como si estuvieran mirando a Santiago Nasar, como si cargara la lápida en mi espalda ¡Y muy bonita no era!

Antes de que yo pudiera correr, el cual fue mi único realista y a todas luces inútil plan, John Jairo me dio la primera trompada con la cual ya me sabía derrotado; me cogió de la camisa para no dejarme caer y con la otra mano me cogía del pelo diciéndome ¿Quien es el marica? ¿Ah? ¿Quién es el marica?

Si él hubiese esperado una respuesta, con mucho gusto yo habría dicho que yo, que mi Papá, que el profesor… o el marica que él prefiriera, pero eso era una rumba de golpes que no daban tregua alguna, hasta que se arrancaron los botones de mi camisa y yo caí redondo (literalmente) en el piso. No fue valentía, lo confieso, sino instinto primitivo de conservación el que, al sentir el ladrillo en mi mano, se lo lanzó con toda mi porcina fuerza a ese verdugo que ya venía a rematarme. John cayó inmediatamente sobre el andén, tan fantásticamente desmadejado, que si no fuese por mi mala suerte conocida, yo lo habría dado por muerto. Obviamente me fui corriendo antes que se levantara, mientras todos lo miraban con el asombro de estar viendo lo imposible.

Al día siguiente ambos estábamos frente al padre rector, yo con la boca como un florero y él con un chichón que parecía el trasero de un macaco. Fuertes amenazas nos amarraron a la buena conducta y ahora todos hablaban por lo bajo de mi valentía y mi valor.

Ayer, más de quince años después, John Jairo me agregó al facebook; me envió una invitación que decía algo como “Hola, no sé si te acuerdas pero estudiábamos juntos en la primaria… alguna vez me pegaste con un ladrillo”. Yo acepté su invitación y respondí su mensaje con un “Creo que si te recuerdo…creo que si.”

19 comentarios:

Potter dijo...

Dark, Dark, Dark
Mi querido Dark

Sabes que oficialmente acabas de aplastar a Oz. Es un hecho tu favorito alter ego, desmembró, escalabró, achichonó, levantó a pata, lo tundió,... etc

A veces hay post que dan como medio pereza, pués uno no termina como por engancharse en la primera linea, pero esté fue genial. De verdad un gran, pero gran post Dark.

Saludos de Yako

un abrazo

Anónimo dijo...

Por las dudas, cada vez que te contactes con él en Facebook, lleva un ladrillo en la mano! jajaja

Genial el post con ese recuerdo de la infancia! Eso de "te espero a la salida" casi todos lo hemos vivido, claro que algunos no hemos tenido la suerte de encontrar un ladrillo amigo que nos salvara de una golpiza!jaja

Un abrazo.

NewSaint73 dijo...

Jajajajaja....que vaina...a todos nos paso..o porlo menos a mi tambien me toco correr...claro sin ladrillo a bordo.

A la Salida nos leemos...chau.

Anónimo dijo...

Con un ladrillo? Yo no hubiera sido capaz. Durante mucho años en el colegio me lleve golpes y palizas por parte de los compañeros de colegio, pero nunca me atreví a devolver ningún golpe ni un solo insulto.

Pero mira, tu fuiste valiente al contestar.

Un besito cielo

Joey dijo...

Este proceso constructivo de tu historia personal, mientras nos acompañas y compartes tus vivencias esta dando una dimension diferente a tu galaxia.

Trato de imaginar como fue en mi ausencia la forma en que sucedio este cambio.

Un abrazo.

Stultifer dijo...

Después de un minucioso estudio, STULTIFER te otorga el prestigioso galardón al MEJOR BLOG DEL DÍA correspondiente al martes 7 de julio de 2009 en No sin mi cámara por los contenidos y matices. Visitanos y comenta con nosotros. Saludos cordiales.
Vamos, que nos ha gustado mucho y hemos querido acercarnos a ti.
Puedes colgar el Premio voluntariamente en tu blog.
Ya formas parte de la Orden del Stultifer de Oro.
Y si tienes una escalera, o fotografías una, mándanosla y la publicamos inventándonos una historia.

Vicky dijo...

Es como una ley... toda historia busca un desenlace

Anónimo dijo...

Hola Dark!
vaya que chiquito es el mundo! la de vueltas que da la vida... ahora recuerdas aquel dia como si fuera ayer y nos contagias a todos de añoranzas...
un abrazo y gracias por compartir

=D

p.d. pobre David lo odias a muerte... no has probado con el del carro de tripitas de la esquina??

naaa! es una broma...

Anónimo dijo...

Sabes qué es lo que más odio de ese tipo de gente?? Qué todavía preguntan ingenuamente...Te acuerdas??

Puaj, qué asco. Perdonen si no perdono, pero es que nunca saben el daño que hacen.

Salud por tí. Jamás por Jairo.

Disidente dijo...

Hola yo todavia me encuentro a muchos Jhon Jairo....lastima que no hay ladrillo,piedras,palos etc....Un abrazo desde la sierra de Oaxaca,México.Gustavo

jako dijo...

jajajaa maniguis,,, me encanto este post muy divertido.. aunque no creo que para tí lo haya sido en ese momento jajja

un abrazo papasote. y ya falta un día un beso

anapedraza dijo...

JEJEEEE!!!! de un mal recuerdo se puede sacar un buen amigo en el Facebook.

¡Un abrazo!

MIGUEL

Monchis dijo...

Que bien Darkie!!!

Esa frase: "Te espero a la salida".. me devuelve inmedatamente a la infancia.

Además casi todos vivimos ese momento de verdad con la palabra "marica" en la boca de alguien mas y con trompadas de por medio.

Saludos,

la MaLquEridA dijo...

Vientos, es lo que se merecía, le diste su merecido,
dime si desde entonces, alguien osó meterse contigo?...


Saludos valientes.

MauVenom dijo...

Que maravilla de historia Dark... me tiene encantado qeu después de tanto tiempo haya querido tener contacto contigo y que además recuerde perfectamente quien eres

a veces Dark... la vida cambia... para bien

y le quita todo el peso a la obscuridad del pasado

a veces.

Un abrazo grande

Unknown dijo...

ajajajajajajaj....digamos que lo del ladrillo no estuvo mal, veamoslo como so un "angel" lo hubiese puesto ahi para vos...Por otro lado el MUNDO ES UN PAÑUELO!!!

Saludos!!

CRISTINA dijo...

Me ha encantado este post, de verdad, me está haciendo sonreír por ese final tan chulo, tan inesperado, la verdad.
Me ha hecho gracia lo de que te sentías como Santiago Nasar porque justo estoy pensando en escribir un post de mis lecturas de García Márquez y me ha chocado la coincidencia.
Pero después, el final del post, ese final feliz, de reconciliación inocente, es genial.

Muy chulo, muy bonito, muy tierno este post.

Besos.

Paulafat dijo...

Jajaja... "creo que sí..." ¡¿Qué charro como cambian las cosas con el tiempo?!

Me siento muy orgullosa de tí, Darkie, ahí tienes una buena anécdota para contarle a los nietos.

Un abrazote y una condecoración imaginaria para tí.

Gustavo Puntila dijo...

Hola querido Sr. Dark

Ya ves, el carelibro se presta para unas cosas... Ojos que no ven, facebook que te los abre...

Me encantó la comparación con Santiago Nasar, deliciosa!

Abrazo!