Para efectos de mi sinceridad contigo, juro decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Nunca aprendí a fumar por mas que lo intenté, obviamente tampoco he fumado marihuana. Tengo un lado exhibicionista heredado de algún antepasado morbosillo. Instintos suicidas (luego hablamos). Me encanta el sexo y los chocolates. Odio mis labios. Soy muy mal perdedor. Inconformista de tiempo completo y… quiero irme a Bogotá, a comenzar de nuevo, a buscar en un escenario más grande ese personaje que le hace falta a la obra de mi vida, porque además de todo pero mi mayor detalle es que aun creo que hay alguien para mí; creo que ese es el motor de mi vida.
Al “Sr A” lo conocí de una manera loca, que por pudor (aun contigo que sabes todo de mi), no cuento. Nos vimos un par de veces, descubrí de su mano los beneficios de amanecer con alguien, de pasar una noche completa a su lado, de abandonar una cama en la cual escribiste una historia, una bonita historia.
Pero el panorama cambió, demasiado rápido, como usualmente me ocurre. Llegaron las excusas, los motivos, llegaron los cambios sorpresivos de planes. Era de esperarse, yo había bajado mis defensas aun cuando sabía que nunca debo confiar en alguien que llega tarde a tu primera cita. Hoy estoy convencido de que no nos veremos de nuevo. La distancia entre los dos es más grande que la distancia en su ciudad y la mía. La distancia entre los dos se mide en intereses, en búsquedas. Hoy él me dijo que temía, pues yo era ese tipo de persona de las cuales se podía enamorar, entonces esa era su razón para no verme. Si creyera esas palabras, ¿estaría dándole de nuevo alas a mi corazón, que siempre ha querido ser especial para alguien? ¿Podría volver a caer en la vieja frase: no eres tú, soy yo? No, no y mil veces no, no quiero las mismas palabras que han llegado de diferentes labios, no quiero sentirme el chico lindo en la vitrina de cristal, no quiero ser lo que me dijo alguien alguna vez: un diamante en su cofre, codiciado pero solitario. No, no quiero, no quiero quedarme aquí esperando que él venza sus miedos, que él me diga que soy la persona que quiere a su lado, porque ese momento y esas palabras no llegaran nunca, porque él nunca sabrá como vencer la distancia que nos separa, y yo ya estoy cansado de intentarlo solo.
Me quiero ir, a una ciudad enorme donde nadie me espera, pero donde espero encontrar alguien. Me quiero ir a una ciudad donde no se en que trabajaría, no se que haría, no se que comería, pero donde mi vida sería una baraja en mi mano, repartida para que yo destape las cartas que quiera, sin preguntar a nadie, sin consultar a nadie. Me quiero ir a una ciudad, armado de una inteligencia enorme y un único talento que es el de escribir sobre mi mismo (sin saber que tan útiles puedan resultar esas herramientas). Pero antes que nada, me quiero ir a Bogotá, porque quiero encontrar a alguien que No me diga “no te vayas”… ¿Que no me valla? ¿Que no me valla? Entonces, ¿a qué quedarme? ¿Si me quedo, que me daría? Me regalaría una noche cada mes y mil excusas de las que suenas prefabricadas y eternas. Me regalaría las mismas frases de siempre, frases que se me hacen incompletas, yo quiero una frase entera, yo quiero escuchar un “no te vayas… yo me quedo contigo”
Adicional 1 >>> Hoy le quiero cumplir una tarea a mi profesora Alicia Benítez. Recuerdo cuando juntos le di una diatriba eterna sobre mi imposibilidad orgánica para componer un poema que ella había dejado de tarea. Hoy, en el autobús de regreso a mi casa, más de siete años después, hice la tarea:
Yo te dejé en tu mundo sin hacer ni un ruido
Con la verdad que atravesó mi pecho
Quedaron mi alma y corazón deshechos
Te amo sin fin y por amor te olvido
No pienses mal, pues no será un despido
Es mi estrategia para no morirme
Tengo tu piel y tu mirada firme
Pero tu amor se que no será mío
Deja que huya sin decirte nada
No digas nada cuando en el ocaso
Llegue silente a pretender tus brazos
Diciendo todo con una mirada
Eres la luz por la que yo he vivido
Pero eres presa de un amor lejano
Muero de amor si he de soltar tu mano
Es el amor… yo por amor no olvido