viernes, 28 de septiembre de 2007

Imaginación prestada


He escuchado que las reservas, particularmente las de petróleo, son las encargadas de sacar adelante un país en caso de una emergencia extrema. Buscando en lo más profundo de mi billetera, saqué treinta mil pesos que me sacarían del aburrimiento extremo en el que me encontraba ayer.
Little Miss Sunshine es una película que había querido ver cuando la estrenaron hace varias lunas y particularmente, ayer había una función especial y después de buscar entre todos mis posibles acompañantes, decidí ir solo.
Había escuchado sobre la niña (Abigail Breslin) nominada al Oscar por su interpretación, sobre la nominación a tres más de estos premios y sobre los dos que se ganó. Había leído columnas a favor y en contra de esta película, emociones cotidianas que tienden a chocar si tenemos en cuenta que cada cabeza es un mundo.
Pero, vaciando todas las historias y lecturas previas, me lance al ruedo, armado con un Hot Dog, una bolsa de palomitas de maíz y una gaseosa.
Primero que nada, había escuchado que la niña con toda su ternura y su pancita falsa no lograban conmover a nadie. ¡¡¡Pero… que… por favor!!! Aquella escena donde la niña le dice a su abuelito que no quiere ser una perdedora porque su Papá odia los perdedores, hace a esa niña merecedora de algo más que un oscar, hace merecedora de cualquier corazón. Yo he convivido con niños el 90% de mi vida, quizás por eso sigo siendo demasiado niño para mis muchos siglos de edad, y puedo dar fe que la carita que esa niña pone al llorar, es exactamente el llanto de un niño, un llanto que no es amargo como el viejo ni terrenal como el del joven, es un llanto que expresa su nacimiento, es un llanto que marca el ahogo cuando es triste y que libera cuando es de felicidad. Yo he convivido con malas telenovelas el 90% de mi vida, y puedo decir que ese llanto postizo y obligado que lanzan las estrellitas débiles no es ni la mitad de emocional al llanto de esa pequeñita.
También me identifiqué con aquel chico daltónico quien descubre que será rechazado en la fuerza aérea. A mi me pasó lo mismo, solo que yo protagonicé mi rechazo directamente en los exámenes de admisión. Ni siquiera tenía idea de que nuestro idioma acuñara tal palabra ni que mis ojos no podían acuñar la totalidad de colores requeridos.
Esa película fue simplemente un cuento; un cuento de esos que me gusta leer. Un cuento donde los personajes son fantásticos en su simpleza y las cosas simples son maravillosamente elaboradas. Las situaciones quizás son imposibles, los personajes talvez son demasiado increíbles, el viaje talvez es irrealizable, pero, ¿acaso no es ese el recurso que nos heredaron los grandes cuentistas para cocinar una buena historia? Yo supe disfrutar esa película, mucho más que las palomitas y el hot dog. Yo saboreé el cuento que alguien construyó para mi, viéndome reflejado en una serie de personajes y situaciones cómicos, sutiles y adorables. Yo me devolví veinte años atrás, cuando todos se preocupaban porque era un niño gordo, pero ninguno se preguntaba si era un niño feliz. Yo quise vestirme con el personaje de esa niñita sincera y regordeta que hasta último momento, aun viéndose en total desventaja frente a sus rivales, saca una casta heredada de su abuelo, un hombre que a propósito, dice algo, quizas no muy apropiado, pero si demasiado profundo: “Los jóvenes no tienen excusa para consumir droga, los ancianos no tienen excusa para no hacerlo”. Yo, citando a Liniers, dejé que alguien me prestara por un ratito su imaginación para hacer más grande la mía.
Ese era yo, solo, con las manos en los bolsillos, caminando rumbo a casa. Paré en la heladería y exterminé las reservas del sueldo anterior con un helado de cereza enorme. Era hora de endulzar la boca después de haber endulzado durante cien minutos el corazón.

8 comentarios:

pon dijo...

Tierna, grande, intimista, aguda, buenísima, despiadada. Me encantó esa peli!!!

CRISTINA dijo...

Me encantó la peli y me encanta lo que has escrito.
La niña me pareció encantadora. Las situaciones hilarantes dejan ver la estupidez de muchas de las cosas que vivimos, la rebeldía del abuelo, ese baile final de todos muestra la respuesta a la maldad de algunas gentes.
No sé...me encantó.
Tan desenfadado todo y al mismo tiempo tan profundo.
Y lo que más, la relación que tienen entre todos; el ver que esos personajes que al principio de la peli parece que se odien, conforme va pasando todo muestran el amor que se tienen los unos a los otros.
Me has hecho recordar la peli que tanto me gustó. Gracias.

George Hazard dijo...

Pues no la he visto, pero por todo lo que dices tendré que hacerlo.
Estoy de acuerdo con la frase de la niña, es entrañable.

Thalía dijo...

A mí cada día me gusta menos ver películas o leer libros acerca de los que he leído críticas a favor o en contra, porque ya vas con una idea preconcebida. Enhorabuena por haber logrado que no te ocurriera.

PD.- Te debía una visita desde hace tiempo. Soy un desastre. Me pasaré a menudo.

Vetado para el amor dijo...

HOLA... LA PELI ME LA VI HACE DIAS YA, SUPER BUENA SOBRE TODO POR LAS VISIONES DIFERENTES DE CADA MIEMBRO DE LA FAMILIA... LO MEJOR DE SER DIFERENTE ES SER DIFERENTE... VISITAME...
ABRAZOS

Cyllan dijo...

También la vi cuando la estrenaron por aquí, un poco de casualidad porque nos metimos al cine unos amigos sin pensarlo. Y me llevé una grata sorpresa, me la esperaba peor. Es una de esas pelis norteamericanas que profundiza en sus propias miserias (que no son pocas). La idea que tienen de los winers y los losers es patética y eso lo consigue reflejar.
Un mensaje de esperanza para las relaciones familiares, las más difíciles a veces.

Max dijo...

No he visto la película aún.
Si es la mitad de estupenda que tu reseña, es magnífica.
Un abrazo.

JfT dijo...

Hola Darkie! He regresado de mis vacaciones por el lejano sur y me encuentro con la belleza de tus últimos posts... Liniers tiene poesía a raudales en cada cuadrito dibujado, y la historia del circo... soberbia! Me has emocionado, chico, felicitaciones.
Vi Little Miss... y me encantó! La actuación de la niña, del adolescente, supremas. Una escena que recuerdo en particular: cuando el agente de policía los detiene y turbado por la revista porno, ni repara en el cuerpo envuelto en una sábana.
Sigo leyéndote, angelillo oscuro.

JfT